“Composiciones abstractas, no tanto geométricas cuanto poéticas. Se me ocurre que tiene que ver con el francés Delauney. Gama baja que crepita en su interioridad. Extrema elegancia y gran equilibrio en el diseño. Tonalidades deliberadamente amortiguadas pues a la artista parece interesarle más la estructura interna de cada cuadro que su manifestación exterior. El color es suave, melodioso. Lo motean manchas de luz que le otorgan curiosos relieves. Si pienso en música evoco a Antón Von Webern. A su elusiva y misteriosa delicadeza. A sus acordes que son como llameantes golpes de espada. Y permanecen enhiestas, vibrando en el aire. Lo que hace LUZ DARRIBA es muy semejante y vale por sí mismo. Hermosísimo. Y digno de la más detenida de las visitas. No decepciona. Lejos de ello entrega un caudal de sensaciones que, lo mismo que en sus telas, se disponen después, y juegan y cantan y hacen soñar.
CESAR MAGRINI, ”El Cronista Comercial”
Buenos Aires, 20 de septiembre de 1984
“...Luz Darriba utiliza un automatismo dirigido. La figuración es un modelo encontrado sobre la proyección de la línea y la mancha, que encapsulada en las marañas de redes dibujadas produce una luminosidad encendida en la totalidad del plano virtual.”
ROSA FACCARO, Diario “Clarín”
Buenos Aires, 1987.
...“Porque la artista atraída y en disposición próxima a la cerámica de la Cultura de Santa María de los Valles Calchaquíes, o de los tapices precolombinos; por ese arte es promovida a pintar. No lo restaura sino que busca nexos con nuestra actualidad. Lo que percibimos entonces no es una ruptura sino el crecimiento de un nuevo ramal pictórico. Una indagación cultural que intenta dar una imagen a una cultura americana. Esa ansiada tarea abordada por artistas que no desean emular gestos ajenos, ni tampoco fabricar imágenes edulcoradas y galantes para el consumo. En cambio emprenden la ardua tarea de elaborar y propiciar lenguajes más acordes con nuestra propia historia, y que así nos representen más cabalmente”.
CARLOS CAFFERA “La Hora”
Montevideo, 1988.
“Luz Darriba, Pintora uruguaya que expone en la Galería Sayra, por fin vamos a ver en Vigo una pintora, una mujer que pinta con toda libertad con la que deja en sus lienzos su verdad. Esta exposición dejará aliviadas a todas las personas que tengan hambre de ver pintura sentida e inteligentemente dada”
LAXEIRO
Vigo febrero de 1992.
“Tus fijaciones o delimitaciones del espacio a modo de cuadrados anunciadores o desanunciadores, son muy sugerentes”
JUAN GENOVÉS
Madrid 12 de junio de 1999
“...Las intervenciones públicas pueden ayudar en algunas ocasiones a recuperar la memoria histórica y reclaman con una determinada manifestación artística la atención de los diversos foros sociales. Para que la Muralla Romana de Lugo sea declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, se diseñó el Proyecto Cumulum, que en estos días llega su fase final. La artista Luz Darriba, su promotora, diseñó un grano sudario de más de 500.000 libros que cubren el monumento. Con esta enorme instalación, se superan todos los intereses reductores del objeto artístico. Aquí, el grano contenedor de más de 1.700 años de antigüedad forma parte como componente de la creación contemporánea, y ayuda a crear un proceso abierto que genera la reflexión y potencia la unión del arte con la propia sociedad. En este idea, apoyada por figuras tan relevantes en el mundo de la cultura como José Saramago, Mario Benedetti, y el propio Christo, se entrecruzan formulaciones pasadas y presentes unidas con el único fin de salvaguardar la nuestra historia. Sin duda, la envergadura de esta empresa dinamizó un argumento participativo y solidario, lo que en al margen de cualquier sentido estético tiene ya, en por sí, un gran valor particular”...
MERCEDES Rozas O Correo Gallego
1 de octubre de 2000.
...“En la Pintura de Luz Darriba se contempla ese enfrentamiento contemporáneo de la naturaleza humana por recuperar el equilibrio entre la realidad interior y exterior,;observo como esas delicadas repeticiones vegetales proyectando un estado de conciencia que expresan las cuestiones trascendentales del ser individual y colectivo, adquiriendo la obra un tono metafísico que deja una honda impronta de femenina emoción. Tu pintura Luz es un regalo para los ojos”.
ALFONSO SUCASAS
Vigo 1 de julio de 2002
...”Y con la liberación llegó el movimiento geográfico y la iniciativa social. Buenos aires de aquí y del otro lado mar. Soportes milenarios y luchas actuales. Combates personales transformados por la alquimia de los talleres en montajes colectivos. Era el momento de renunciar a la flor impuesta por el patriarcado. Pero no. Porque la flor no le pertenecía y porque ahora pertenece a la memoria honrosa de sus víctimas. Y los estratos que vienen siglos abajo están en el arte del ingenio mujer y militante de las intervenciones y de las instalaciones tanto como el arte experimental de la transformación en memoria y homenaje del floral confortable, porque ambas artes comparten la poética del linaje femenino y acaso son la misma en Luz Darriba.”
Claudio Rodríguez Fer
Lugo, marzo de 2003
Geografía de lo femenino en la creación contemporánea, Galicia siglo XXI, p. 61, Clara Rodríguez Cordeiro.Trabajo de Investigación Tutelado por: María Luisa Sobrino y Federico L. Silvestre. Doctorado en Historia del Arte y la Música. Curso 2008/2009
Precisamente desde un trabajo de lo mínimo, se nos presentan las intervenciones espaciales de la creadora Luz Darriba (Montevideo, Uruguay, 1954), artista multidisciplinar afincada en Galicia y que trabaja en el territorio de lo urbano desde finales de la década de los 90. Darriba, desde un posicionamiento crítico y una perspectiva habitualmente de género, desarrolla acciones urbanas en las que, a partir de ideas y medios inicialmente muy económicos (como restos textiles o libros donados) genera grandes estructuras basadas en la cooperación y con las que crea proyectos muy visuales y de gran impacto social (Patchwork: Farrapos por la no violencia contra las mujeres, 2004). Son generalmente las suyas intervenciones muy puntales y de carácter efímero, que no pretenden otra cosa más que recuperar o apropiarse de la ciudad – al menos durante un día – en femenino, denunciando así la habitual marginación e invisibilidad de las mujeres en el territorio urbano.
A través de mecanismos sencillos, como renombrar temporalmente las calles (As mulleres tomamos as rúas, 2005) o cuestionarse la neutralidad de nuestros signos más habituales (Señales, peatona, tú también puedes cruzar, 2006); la artista intenta poner fin con su obra a una realidad que ella misma nos recuerda: solo existe lo que se nombra.
De la Querella de las mujeres a los Guantes negros y blancos: La sintaxis de un lenguaje inquietante. Lic. Marina Gutiérrez de Angelis, Revista Foeminas.
Debajo de las calles de la ciudad la palabra de las mujeres se expande. Su palabra provoca tanto temor como su carne. Son las enemigas. Se las fabrica con una mirada temerosa. Pecaminosas por adelantado, en las palabras de lo cotidiano, en las palabras de lo sagrado. Hechas de sexo y no de voz, su palabra es aberrante. Palabra culpable, que se oculta, se repliega a lo privado. Palabras en las que el grito, las lágrimas y el silencio conforman una sintaxis fantástica. Son las lobas en medio del rebaño. Vagabundas, inquietas, curiosas, custodiadas. Deben ser castas y humildes. Silenciosas y sobrias. Misericordiosas y ante todo dóciles. Esa bárbara e indómita bestialidad de las mujeres. Ese abrazo de mujer que Pavese describía como un abismo. Represión, clausura del cuerpo y cuidado de su palabra. Por los pasajes ocultos de la ciudad, han dibujado un mundo a través de su palabra. Una palabra propia, una mirada propia, desatada. Ocultas. En esos pasajes, la vida gorgotea como el agua, labra las pisadas como el agua labra los lechos de los ríos. Y emerge, sutil, a la superficie invadiéndolo todo, secretamente. Una palabra que se construyó deudora de la voz masculina y un cuerpo violentado, pecaminoso por adelantado, sospechado.
La violencia es un silencio que tiene la piel dura a toda súplica y a todo ruego. Una piel impermeable. Una superficie perfectamente tersa por la que todo intento de hendidura es estéril. La violencia hecha de gestos y de palabras, de abusos y de desencuentros. El Proyecto Guante Negro Guante Blanco de la artista Luz Darriba es una gran pintura monumental del desencuentro, del desconcierto, de la denuncia. Un gran tejido de treinta mil pequeños guantes negros y blancos que funcionan como miles de gestos que rasgan la superficie dura. El guante como símbolo de la violencia física y simbólica pero también como símbolo del poder del gesto capaz de atravesar el espesor de esa dureza. Una obra hecha de partes, de silencios, que invoca una mirada inmensa, abarcativa de una pintura móvil en la que son las mismas mujeres la que componen el mosaico. La mirada sobre la pregunta formulada desde la simple idea del gesto y la mano, desde el aire formando una inmensa maraña de puntos negros y blancos en medio de la nevada. Gestos de la mano, denuncia de un poder invisible en el discurso pero visible en los cuerpos. Gestos de la violencia solapada, imparable, avasallante. Violencias cotidianas, sutiles, que dejan rastros en los ojos, marcas en los tránsitos personales. Una nevada acompaña el despliegue de los guantes sobre la Plaza de Santa María en Lugo. Funciona como una metáfora ambiental. Caen copos de nieve como caen los días y la rutina, caen en silencio y se desparraman sobre la superficie. Mujeres silenciosas forman parte de esta composición triste y a su vez inmensamente bella. Actitud estética, pregunta abierta. Mujeres que despliegan sobre esos guantes su vida vista desde una grieta instantánea, toda su vida en un segundo se proyecta sobre ese despliegue de pequeños guantecitos monocromos. Los guantes-gestos se mojan de nieve y de historias personales, de manos que los colocan con suavidad, con un lento gesto de siglos. Nos preguntamos si puede tanto silencio engendrar palabras.
Guante Negro, guante blanco arroja preguntas como palabras sobre algo que no puede verse, que circula como algo invisible pero que adquiere una presencia inquietante. El arte siempre ha hablado sobre lo que él mismo no era. Ha hecho el gesto de interrogación ante el mundo que se desplegaba frente a él.
Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte. Universidad de Santiago de Compostela España. Sobrino Manzanares, María Luisa HIBRIDACIONES Y DIFERENCIAS. MUJERES Y ARTES VISUALES EN GALICIA Quintana. Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, núm. 6, 2007, Universidad de Santiago de Compostela Santiago de Compostela, España.
La obra de Luz Darriba (Montevideo, 1954) se dispersa en una heterogénea relación de disciplinas que abordan el diseño, la ilustración, la pintura y, quizás su dirección más interesante, el capítulo de las intervenciones espaciales, y aquellas que afectan a una reflexión sobre lo femenino en sus diversos apartados de denuncia y normalización social. Actuaciones de fuerte impacto social y ciudadano como la realizada en la muralla de Lugo con miles de libros o la invasión de telas de múltiples colores, cosidas por las propias mujeres en la Plaza del Obradoiro (Figs. 10 y 11).
Luz Darriba, Guante negro, guante blanco, 2005 del libro: Prácticas artísticas y violencia contra las mujeres en Latinoamérica, Claudia Mandel Katz.
La violencia simbólica de la virginidad asociada al paradigma de lo puro/impuro, es trabajada también por Luz Darriba, artista uruguaya nacida en 1954, en una Intervención urbana denominada Guante negro, guante blanco1, 2005 (imagen 3).
El Día Internacional de la Mujer en la Plaza de Santa María, frente a la Catedral de Lugo, España, instaló treinta mil pares de guantes, negros y blancos (la mitad fueron pintados de negro por personas voluntarias), para referirse a los tipos de violencia que se ejercen contra las mujeres: la violencia simbólica y la física. La relevancia de su intervención y el cuestionamiento del paradigma de lo puro/impuro radican en el soporte social que la sostiene al haber convocado a participar un grupo de mujeres pertenecientes a una asociación que bregaba por salir de la prostitución.
Acerca del contexto de producción, Darriba explica lo siguiente:
Yo me preguntaba durante mucho tiempo como podía simbolizar esas dos caras de una misma traicionera moneda, cuando vino a mi mente la representación de un afiche que había visto sobre violencia de género en el que aparecía un guante negro de boxeo. Me dije: ésta es la imagen, los dos guantes. Uno no puede sin el otro. Es la moneda completa. Nadie duda en emparentar un guante negro con la violencia física (la mano negra), pero, ¿qué pasa con el guante blanco?: suave, elegante, cálido. Esa era la conversión que me parecía fundamental: el que se entendiera con claridad como esa mano suave se podía transformar también en una cachetada (o algo peor) no física, pero igualmente dolorosa. Los torturadores silenciosos (de guante blanco) son tanto o más peligrosos que los claramente violentos. (Darriba, en entrevista con Mandel, 2011).
Blog de Francisco J. Segoviano Ramos/ 2016. Reseña: Juguetes para niños ciegos, de Luz Darriba.
Una historia entre el drama y el suspense.
“Yo era sus ojos. Sus ojos, y su zahorí señalándole los puntos mágicos de los que birlar tesoros oscuros”. Esta es una de las primeras frases de la novela de Luz Darriba, Juguetes para niño ciegos. Lenguaje, como se ve, poético y claro a la vez, que se sumerge en lo mejor de la narrativa en castellano.
Juguetes para niños ciegos es una novela contada en primera persona, donde sus protagonistas nos van siendo mostrados por un niño ciego en la posguerra dolorosa y carente de casi todo de España. Luz Darriba utiliza, repetimos, una gramática poderosa poéticamente hablando, pero sin caer en la metáfora fácil u oscura (dos extremos que denotan falta de creatividad). Su prosa es magistral por momentos, y mantiene el ritmo de la historia en todo momento.
Una historia, por cierto, que roza lo siniestro en muchos momentos. Esa mezcla entre el drama y el suspense hacen de Juguetes para niños ciegos, una novela entretenida, que se lee casi sin aliento, en la que su principal intérprete va deslavazando la trama poco a poco hasta llevarnos a un final imprevisto, impactante y sobrecogedor.
Nada sobra en Juguetes para niños ciegos. La acción se desarrolla con fluidez, sin aceleramientos innecesarios y sin pausas cansinas que terminen aburriendo o alejando al lector de la obra. El ritmo va in crescendo, con varias vueltas de tuerca y giros sorprendentes que nos van llevando, poco a poco pero sin pausa, a ese final que no podemos ni queremos desvelar al lector.
Luz Darriba demuestra con esta obra su capacidad literaria. Se adentra con sabiduría en el penoso y casi olvidado mundo de la posguerra, y disecciona con perfección a los seres que pululan entre las páginas de Juguetes para niños ciegos, con una mirada entre mágica y cruel, entre idílica y truculenta. Mezcla sentimientos en un crisol narrativo que no se olvida, cosa que se agradece.
Helena Villar Janeiro, El Correo Gallego.
…”Entre as cousas bonitas que trouxo o outono foi a novela que acaba de publicar a artista multidiciplinar Luz Darriba. Tiven a sorte de ver como se xestou Toda la gente errante e como naceu ese proxecto en crowdfunding ou micromecenado, do que tamén formo parte. Cando unha artista ten formación tan ampla, por estudos e experiencia, non debera estrañanos que busque diversos soportes para expresarse, incluso a palabra escrita. Pero xa non se estila ser persoa renacentista como as que aquelas que o asumiron facéndoo ben en varias parcelas de entrega ás artes e ao saber. Hoxe, se se dá o caso, non adoita ser o xénero da novela o que se busca, porque este gran formato esixe unha forte arquitectura na que sobrepoñer unha narración. Pero a artista plástica que empezou a gañar premios coa palabra a pasada primavera – o primeiro foi o “Ánxel Fole” de relatos convocado polo Concello de Lugo- estaba afeita a traballar xa sobre arquitecturas: a muralla de Lugo, que cubriu de libros, e os numerosos edificios e prazas sobre os que foi facendo instalacións galardoadas en diversas cidades do mundo.
Xulio Xiz, Galicia Dixital.
…”Me impactó esta novela de Luz Darriba. Y me hizo pensar que cuando habla de toda la gente errante no se refiere a la emigración, o no se refiere a ella exclusivamente. Y que uno puede tener una existencia errante sin moverse del lugar donde vio la luz. Y es errante el que busca un lugar en el espacio, pero lo es más el que busca un lugar en el tiempo, en la familia, en su conciencia”.
María Xosé Porteiro, Vigo 2012, síntesis del prólogo.
…”La identidad y los orígenes están presentes en esta narración de manera latente y sugestiva en su resolución. La autora consigue hacernos participar del ambiente oclusivo y claustrofóbico que se reproduce, contumaz, en el interior de las paredes de la casa familiar de una anciana y solitaria dama y en las calles de ambiente pueblerino que su inesperada cuidadora recorre con indiferencia y apatía ante la ausencia de expectativas”.
Juguete para niños ciegos, Galicia Dixital, Xulio Xiz. Marzo 2016/extracto
Caminar dentro de esta novela puede resultar doloroso para personas extremadamente sensibles, pero también reconfortante para los que quieran saber cómo era el mundo que creíamos haber abandonado para siempre jamás. Y la situación se complica, ¿se explica? pero no de todo. Y entra en juego la intuición, la imaginación, que permite ver más hondamente de lo que uno al principio vislumbraba.
Siempre tengo la tentación de comparar con otros libros que me impactaron.,. y la sensación que tuve al finalizar la lectura de estos Juguetes resultó tan dura y realista como Las ratas de Miguel Delibes, o como La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela. Pero no precisa Luz de comparaciones para que su trabajo destaque, para que esta obra brille como un astro de primera magnitud.
Para los que ya la leyeron, estén o no de acuerdo con lo que digo, es inteligible lo que planteo. Para los que no la leyeron, espero que los anime a entrar en esta no picaresca novela, y se dejen conducir por una prosa fluida, clara, honda, que me hizo recordar -extraña asociación de ideas- a una sección que había en la vieja revista de humor La Codorniz, que se titulaba “tiemble después de haber reído”.